
Entre los muros del Real Alcázar de Sevilla se conserva uno de los espacios más decisivos de la historia universal: la Casa de la Contratación. Desde aquí, durante más de dos siglos, se organizaron los viajes al Nuevo Mundo, se formaron los pilotos que cruzaban el Atlántico y se controló cada carga de oro, especias y mercancías que llegaba a España desde América.
Creada por los Reyes Católicos en 1503, esta institución convirtió a Sevilla en el puerto y cerebro del Imperio español, en una época en la que la ciudad era una de las más ricas y cosmopolitas del planeta. En su interior trabajaban navegantes, cartógrafos, cosmógrafos y comerciantes que, sin saberlo, estaban escribiendo una de las páginas más importantes de la historia moderna.
Hoy, la Casa de la Contratación se puede visitar dentro del Alcázar y conserva una de sus joyas más emblemáticas: la Sala del Almirante, donde se reunían los responsables de la navegación y el comercio de ultramar. Pasear por este espacio es viajar al siglo XVI, cuando desde Sevilla se dirigían las expediciones que cambiaron el mundo.
¿Qué fue la Casa de la Contratación?
La Casa de la Contratación de Indias fue una institución creada en 1503 por los Reyes Católicos para controlar y administrar todo el comercio con el Nuevo Mundo tras el descubrimiento de América. Su sede se instaló dentro del Real Alcázar de Sevilla, un lugar estratégico por su seguridad, su cercanía al puerto del Guadalquivir y su conexión directa con la Corona.
Desde este espacio se organizaron los viajes de exploración, se formaron pilotos y se elaboraron los mapas náuticos que guiaron las expediciones hacia América. Era, en esencia, una combinación de aduana, escuela náutica, tribunal marítimo y centro científico, todo bajo un mismo techo.
Entre sus funciones principales estaban:
- Registrar cada barco que salía o llegaba del continente americano.
- Cobrar los impuestos y derechos reales sobre las mercancías.
- Supervisar el transporte de metales preciosos, especias, cacao, azúcar o tabaco.
- Formar a pilotos y cartógrafos en el arte de la navegación.
- Custodiar el Padrón Real, el mapa oficial del mundo conocido, actualizado con cada expedición.
Durante los siglos XVI y XVII, la Casa de la Contratación convirtió a Sevilla en el centro económico más importante de Europa, ya que toda la riqueza del comercio colonial pasaba por sus manos. La ciudad vivió entonces una época de esplendor sin precedentes: mercaderes de toda Europa se establecieron aquí, las iglesias y palacios crecieron, y el puerto se llenó de galeones rumbo a América.
Sin embargo, con el paso del tiempo y el colapso del Guadalquivir como vía navegable, la Casa de la Contratación fue trasladada a Cádiz en 1717, marcando el fin de la era dorada de Sevilla como capital del comercio mundial.
Aun así, su legado permanece vivo entre los muros del Alcázar, donde todavía puede sentirse la huella de aquellos siglos en los que desde Sevilla se gobernaban los océanos.
La Sala del Almirante
La Sala del Almirante es uno de los espacios más emblemáticos de la antigua Casa de la Contratación del Alcázar de Sevilla. Su nombre proviene del Almirante de la Flota de Indias, la figura responsable de coordinar las rutas marítimas, las expediciones y la defensa naval de los intereses españoles en América.
Es la estancia más importante que ha llegado hasta nuestros días, ya que aquí se reunía el Consejo de Indias, el órgano que gestionaba todos los asuntos relacionados con los territorios de ultramar. Aquí se tomaron decisiones sobre los territorios del Nuevo Mundo: desde la fundación de ciudades hasta la administración de justicia, los impuestos o los viajes de exploración.

A lo largo del tiempo, la sala ha sufrido varias transformaciones, pero aún conserva su esencia original. En sus paredes se exhiben retratos de los grandes protagonistas de la expansión ultramarina, como Cristóbal Colón, Hernán Cortés o Magallanes, recordando el papel crucial que desempeñó Sevilla como puerto y centro del Imperio español.
Hoy, la Sala del Almirante es uno de los espacios más visitados del Real Alcázar, tanto por su valor histórico como por su atmósfera solemne. Pasear por ella es hacer un viaje en el tiempo a la época dorada de las grandes expediciones y del comercio transoceánico.
Qué más ver en la Casa de la Contratación
Aunque hoy solo se conservan algunas salas integradas dentro del conjunto del Alcázar, la Casa de la Contratación de Sevilla fue en su época un auténtico centro de poder, conocimiento y exploración. En tu visita podrás descubrir varios espacios cargados de historia y simbolismo:
El antiguo despacho de navegación
En este espacio se organizaban las rutas marítimas, se elaboraban las cartas náuticas y se formaban los pilotos que debían cruzar el Atlántico. La Casa de la Contratación fue también una escuela de cosmografía y cartografía, lo que convirtió a Sevilla en el gran cerebro científico de la expansión ultramarina.
El altar de la Virgen de los Navegantes
Uno de los elementos más curiosos y simbólicos se encuentra en la Capilla de los Navegantes, donde destaca un enorme lienzo conocido como La Virgen de los Navegantes (O Virgen de los Mareantes como también es conocida). En él, la Virgen María aparece protegiendo a los marinos y conquistadores, entre ellos Cristóbal Colón y Américo Vespucio. Esta obra es una de las joyas artísticas más representativas del espíritu de la época.

Visita la Casa de la Contratación
Visitar la Casa de la Contratación del Alcázar de Sevilla es adentrarse en una de las páginas más fascinantes de la historia española. Sus salas, especialmente la Sala del Almirante, son testimonio de la época en la que Sevilla fue el centro del mundo conocido: punto de partida de expediciones, corazón del comercio con América y laboratorio de ideas científicas y geográficas.
Más allá de su valor histórico, este rincón del Alcázar emociona por su ambiente solemne, su belleza arquitectónica y su carga simbólica. Pasear por la Casa de la Contratación es revivir el espíritu de los navegantes y descubrir cómo, desde Sevilla, se trazó el mapa de un mundo nuevo.
